Fragmento del capítulo LII de la novela de Adolfo Bioy Casares Plan de evasión, en el que el protagonista, Nevers, lee finalmente las notas de Castel, el misterioso director de la prisión.
A menos que una cosa pueda simbolizar otra, la ciencia y la vida cotidiana serán imposibles.
H. Almar, Transmutaciones (Tr. I, V, 7)
H. Almar, Transmutaciones (Tr. I, V, 7)
Nevers leyó: 1. La vida y el mundo, como visión de un hombre cualquiera: Vivimos sobre piedras y barro, entre maderas con hojas verdes, devorando fragmentos del universo que nos incluye, entre fogatas, entre fluidos, combinando resonancias, protegiendo lo pasado y lo por venir, dolorosos, térmicos, rituales, soñando que soñamos, irritados, oliendo, palpando, entre personas, en un insaciable jardín que nuestra caída abolirá. Visión de la física: Una opaca, una interminable extensión de protones y de electrones, irradiando en el vacío; o, tal vez (fantasma de universo) el conjunto de irradiaciones de una materia que no existe.
Como en una criptografía, en las diferencias de los movimientos atómicos el hombre interpreta: ahí el sabor de una gota de agua de mar, ahí el viento en las oscuras casuarinas, ahí una aspereza en el metal pulido, ahí la fragancia del trébol en la hecatombe del verano, aquí tu rostro. Si hubiera un cambio en los movimientos de los átomos ese lirio sería quizá el golpe de agua que derrumba la represa, o una manada de jirafas, o la gloria del atardecer. Un cambio en el ajuste de mis sentidos haría quizá de los cuatro muros de esta celda la sombra del manzano del primer huerto.
¿Cómo sabes que el pájaro que cruza el aire
no es un inmenso mundo de voluptuosidad,
vedado a tus cinco sentidos?
William Blake.
William Blake.
2. Admitimos el mundo como lo revelan nuestros sentidos. Si fuéramos daltonianos ignoraríamos algún color. Si hubiéramos nacido ciegos ignoraríamos los colores. Hay colores ultravioletas, que no percibimos. Hay silbatos que oyen los perros, inaudibles para el hombre. Si los perros hablaran, su idioma sería tal vez pobre en indicaciones visuales, pero tendría términos para denotar matices de olores, que ignoramos. Un sentido especial advierte a los peces el cambio de las presiones del agua y la presencia de rocas u otros obstáculos profundos, cuando nadan en la noche. No entendemos la orientación de las aves migratorias, ni qué sentido atrae a las mariposas liberadas en puntos lejanos, en una vasta ciudad, y a las que une el amor. Todas las especies animales que aloja el mundo viven en mundos distintos. Si miramos a través del microscopio la realidad varía: desaparece el mundo conocido y este fragmento de materia, que para nuestro ojo es uno y está quieto, es plural, se mueve. No puede afirmarse que sea más verdadera una imagen que la otra; ambas son interpretaciones de máquinas parecidas, diversamente graduadas. Nuestro mundo es una síntesis que dan los sentidos, el microscopio da otra. Si cambiaran los sentidos cambiaría la imagen. Podemos describir el mundo como un conjunto de símbolos capaces de expresar cualquier cosa; con sólo alterar la graduación de nuestros sentidos, leeremos otra palabra en ese alfabeto natural.
3. Las células nerviosas del hombre son diversas, de acuerdo a la diversidad de los sentidos. Pero hay animales que ven, que huelen, que palpan, que oyen por un solo órgano. Todo empieza en la evolución de una célula. A noir, E blanc, I rouge… no es una afirmación absurda; es una respuesta improvisada. La correspondencia entre los sonidos y los colores existe. La unidad esencial de los sentidos y de las imágenes, representaciones de datos, existe, y es una alquimia capaz de convertir el dolor en goce y los muros de la cárcel en planicies de libertad.