Pequeña recolección de endechas Canarias de los siglos XV y XVI, provenientes del libro de Andrés Sánchez Robayna Antología de la poesía canaria.
I, Endechas por la muerte de Guillén Peraza
¡Llorad las damas, si Dios os vala!
Guillén Peraza quedó en La Palma
la flor marchita de la su cara.
No eres palma, eres retama,
eres ciprés de triste rama,
eres desdicha, desdicha mala.
Tus campos rompan tristes volcanes,
no vean placeres sino pesares,
cubran tus flores los arenales.
Guillén Peraza, Guillén Peraza,
¿do está tu escudo?, ¿do está tu lanza?
Todo lo acaba la malandanza.
II
Desde que me vi la mar afuera,
alcé mis ojos, miré a mi tierra,
pensando no volver más a ella.
III
De la mar larga me quiero quejar,
pues dio largura para navegar,
que fue principio de todo mi mal.
IV
No sé a quién comparar mi pena,
si no es al círculo del esfera,
que no hay principio ni fin en ella.
V
Cuan grande es el mar y las arenas,
tan grandes son mis ansias y mis penas,
que no basta mi dicha a defendellas.
VI
Tal es mi corazón en el pesar
como la peña en medio del mar,
que una ola le viene y otra le va.
VII
Cuando yo nacía
turbio estaba el cielo,
no producía el suelo,
la tierra dormía.
VIII
Dile tú, madre, a la yedra verde
que mire el árbol al que se trepe:
si él cae en tierra, ella se pierde.
IX
¡Ay, tiempos pasados,
cuán alegres fuistes,
aunque sois tornados
tristes sobre tristes!