Gostaria de ser um crocodilo vivendo no rio São Francisco

Que nasci no ano de 1908, você já sabe. Você não deveria me pedir mais dados numéricos. Minha biografia, sobretudo minha biografia literária, não deveria ser crucificada em anos. As aventuras não têm tempo, não têm princípio nem fim. E meus livros são aventuras; para mim, são minha maior aventura. Escrevendo, descubro sempre um novo pedaço de infinito. Vivo no infinito; o momento não conta. Vou lhe revelar um segredo: creio já ter vivido uma vez. Nesta vida, também fui brasileiro e me chamava João Guimarães Rosa. Quando escrevo, repito o que vivi antes. E para estas duas vidas um léxico a apenas não me é suficiente. Em outras palavras: gostaria de ser um crocodilo vivendo no rio São Francisco. O crocodilo vem ao mundo como um magister da metafísica, pois para ele cada rio é um oceano, um mar da sabedoria, mesmo que chegue a ter cem anos de idade. Gostaria de ser um crocodilo, porque amo os grandes rios, pois são profundos como a alma do homem. Na superfície são muito vivazes e claros, mas nas profundezas são tranqüilos e escuros como os sofrimentos dos homens. Amo ainda mais uma coisa de nossos grandes rios: sua eternidade. Sim, rio é uma palavra mágica para conjugar eternidade. […] Mas eu lhe digo uma coisa: apenas alguém para quem o momento nada significa, para quem, como eu, se sente no infinito como se estivesse em casa, o crocodilo com as duas vidas até agora, somente alguém assim pode encontrar a felicidade e, o que é ainda mais importante, conservar para si a felicidade. «Au fond, je suis un solitaire» eu também digo; mas como não sou Mallarmé, isto significa para mim a felicidade a felicidade. Apenas na solidão pode-se descobrir que o diabo não existe. E isto significa o infinito da felicidade. Esta é a minha mística.

Fragmento de una entrevista a Guimarães Rosa realizada por Günter Lorenz en enero de 1965.

[Traducción de Saúl Steiner: Que nací en el año 1908 ya lo sabe. No debería pedirme más datos numéricos. Mi biografía, sobre todo mi biografía literaria, no debería ser crucificada en años. Las aventuras no tienen tiempo, no tienen principio ni fin. Y mis libros son aventuras; para mí son mi mayor aventura. Escribiendo descubro siempre un nuevo pedazo del infinito. Vivo en el infinito; el instante no importa. Voy a revelarle un secreto: creo haber vivido ya una vez. En esa vida también era brasileño y me llamaba João Guimarães Rosa. Cuando escribo, repito lo que viví antes. Y para estas dos vidas apenas un léxico no me es suficiente. En otras palabras: me gustaría ser un cocodrilo del río San Francisco.  El cocodrilo ve al mundo como un maestro de metafísica, pues para él cada río es un océano, un mar de sabiduría, aunque tenga cien años de edad. Me gustaría ser un cocodrilo porque amo los grandes ríos, porque son profundos como el alma de los hombres.  En la superficie son muy claros y llenos de vida, pero en las profundidades son tranquilos y oscuros como los sufrimientos de los hombres. Amo además una cosa de nuestros grandes ríos: su eternidad. Si, río es una palabra mágica para conjugar eternidad. (…) Mas le digo una cosa: sólo para quien el instante nada significa; para quien, como yo, se siente en el infinito como en su casa, como el cocodrilo con sus hasta ahora dos vidas, solamente alguien así puede encontrar la felicidad y, lo que es más importante, conservar la felicidad para sí. «Au fond, je suis un solitaire» también lo digo; pero como no soy Mallarmé, esto significa para mí la felicidad. Sólo en la soledad se puede descubrir que el diablo no existe. Y eso significa para mí el infinito de la felicidad. Éste es mi misterio.]

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s