Hace algunos años escribí «Fantasía sobre Dylan Thomas», que es la traducción y fusión de dos poemas suyos; «Lie still, sleep becalmed» y «Do not go gentle into that good night». Incluí estos versos en un artículo sobre mi bisabuelo y su participación en la Primera Guerra Mundial que escribí para el número 18 de la revista Lento. El resultado de este juego literario es el siguiente:
Escuchamos el sonido cantor del mar, vimos la salobre sábana proferir:
“No vayas dócil a esa buena noche”.
Los bravos hombres que atrapan y cantan el sol en el vuelo,
y aprenden tardísimo,
no van dóciles a esa buena noche.
Aunque los hombres sabios, cercano el fin, saben que es buena la tiniebla
porque sus palabras no han irradiado centellas,
ellos no van, dóciles, a esa buena noche.
Furia, furia contra la muerte de la luz.
Bajo la milla de luna temblamos escuchando
el sonido del mar fluir como sangre desde la estruendosa herida
y cuando la sábana salitre rompió en una tormenta de canto
las voces de todos los ahogados nadaron en el viento.
Furia, furia contra la muerte de la luz.
Yace tranquilo, duerme calmo, sufriente con la herida
en la garganta, ardiendo y retorciéndose.
La edad antigua debe arder y rabiar con el ocaso…
esconde la boca en la garganta
o hemos de obedecer y cabalgar contigo entre los ahogados.
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