Recientemente Gabriel Lagos grabó una pegadiza versión de Last Night I Drove A Car, un poema de Gregory Corso. Yo, por mi parte, traduje tres veces ese poema.
I
Anoche manejé un auto
sin saber manejar
sin tener un auto
manejé y choqué
a gente que amaba
…fui a 120 por Pinamar.
Paré en Soca
y me dormí en el asiento de atrás
…y soñé que estaba en Hedgeville, West Virginia.
II
Anoche manejé sin saber manejar
(y no tengo auto)
y manejé atropellando
gente que quiero
…a 120 por General Paz.
Paré
me dormí en el asiento de atrás
soñé que manejaba un transbordador espacial
que miraba
desde arriba
General Paz, los niños
saliendo a bailar hace diez años o más
cuando yo era un niño y no iba a bailar.
III
Anoche manejé
con miedo de manejar
(había tomado / un poco de espumante / para brindar)
Entonces me acordé de un poema,
mientras cruzaba a 120 el puente Carrasco,
que dice así:
/ cuarenta y cinco, cuarenta y seis, cuarenta y siete
cuarenta y ocho
cincuenta, cincuenta y cinco
setenta
noventa
ciento diez.
y una fría pared, otro auto,
una curva mal dada,
no vi la luz roja, un poste,
se cruzó un perro, el suelo estaba mojado,
el viento, una columna,
el mar.
¿Qué pasaría si una de estas noches de luces rápidas
lentamente muero?
charco de sangre
el reguero de sesos en el tapizado
vidrios rotos
un neumático girando mal.
“tenía toda la vida por delante” “no se supone que sea así”
“era bueno”
¿cómo se supone que fuera?
do the watusi
do the watusi
podría haber, tal vez,
escapado del cáncer.
de la sífilis,
del cáncer /
y no vi la señal de STOP.
Cuando desperté estaba en Hedgesville, West Virginia, emocionado por esta vida nueva.
Deja una respuesta