Las dos salamandras

Pero el calor repentino ha despertado a los bichos y ya noto las durezas de un cuerpo que no es mío en mí, que me suplanta, desde debajo de la piel, que me domina y me hace suyo. Siento sus patas finas, sus antenas, el exoesqueleto abriéndose paso entre la carne. Siento el dolor de la parturienta mientras dejo de ser hombre. Miro el libro, anhelo el milagro.

Fragmento del cuento «Las dos salamandras», que escribí para el proyecto Trinidad, convocado por Vicente Lamónaca. Se puede acceder al texto completo haciendo clic en la cita.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s