Este fue un año inmenso.
Como todas las cosas malas, empezó mal. Eran las 5 de la madrugada del 11 de enero cuando me enteré de la muerte de David Bowie y ya no pude dormir. Estaba cerrando la reseña de Freud en su tiempo y en el nuestro de Elisabeth Roudinesco (Buenos Aires: Debate, 2015) y lo incluí un poco a la fuerza, porque necesitaba nombrarlo.
No obstante, además de un año plagado de desgracias, estuvo profundamente enfocado en el pasado, con grandes conmemoraciones. Primero, de los 400 años de la muerte de Miguel de Cervantes y William Shakespeare, que me llevaron a escribir una nota, «Breve elogio del lector«, que se publicó en la diaria en la semana de la efeméride.
Como siempre seguí pensando en el Bardo, y sobre Medida por medida hablé en el AntiRequiem x Cervantes y Shakespeare que se realizó el 23 de abril en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (UdelaR), además de escribir un artículo para la revista Lento sobre las traducciones uruguayas a sus obras, «Shakespeare oriental«, y una reseña del libro La vacilación de Hamlet y la decisión de Shakespeare de Yves Bonnefoy (Buenos Aires: El Cuenco de Plata, 2016).
Otro de los homenajeados fue Rubén Darío, sobre quien escribí un artículo, «El fauno y la rosa«, para el centenario de su muerte, publiqué un poema dedicado a él en el blog, hablé sobre él en el programa de radio Efecto Mariposa y reseñé la antología Del símbolo a la realidad (Barcelona: Alfaguara/Real Academia Española, 2016).
Y, por supuesto, Jorge Luis Borges, a 30 años de su muerte. Escribí un artículo y presenté una ponencia en el Encuentro Internacional Borges, una geografía imaginaria (sobre el que hablé en el programa La máquina de pensar), además de reseñar los libros El tango (Buenos Aires: Sudamericana, 2016), que recoge una serie de conferencias suyas, y Homenaje a Borges de María Kodama (Buenos Aires: Sudamericana, 2016).
A diferencia de otros años, en 2016 reseñé varios libros de no-ficción, como Trabajos forzados. Los otros oficios de los escritores de Daria Galateria (Madrid: Impedimenta, 2011), Esperanza sin optimismo de Terry Eagleton (Buenos Aires: Taurus, 2016), El punto ciego de Javier Cercas (Buenos Aires: Random House, 2016) y Ante todo, no hagas daño de Henry Marsh (Barcelona: Salamandra, 2016).
En literatura de ficción alcancé mi récord a la menor cantidad de novelas policiales con No está solo de Sandrone Dazieri (Buenos Aires: Alfaguara, 2016) y Los impunes de Richard Price (Buenos Aires: Random House, 2016).
Otros libros reseñados fueron Sobre lo anterior de Pascal Quignard (Buenos Aires: El Cuenco de Plata, 2016), Pureza de Jonathan Franzen (Barcelona: Salamandra, 2015), La luz que no puedes ver de Anthony Doerr (Montevideo: Suma de Letras, 2016), Aquiles o El guerrillero y el asesino de Carlos Fuentes (Buenos Aires: Alfaguara/Centro de Cultura Económica, 2016) y El cielo de los animales de David James Poissant (Buenos Aires: Edhasa, 2015), sobre quien además hablé en la radio.
Mención especial merecen las reseñas de La amiga estupenda (Montevideo: Lumen, 2016), Un mal nombre (Montevideo: Lumen, 2016), Las deudas del cuerpo y La niña perdida (Buenos Aires: Lumen, 2016), las cuatro novelas de la saga Dos amigas de Elena Ferrante y de la serie Transparent, mi primera incursión en ese género. Otros libros reseñados fueron Kew Gardens y otros cuentos de Virginia Woolf (Madrid: Nórdica, 2016), Tres mujeres de Sylvia Plath (Madrid: Nórdica, 2013), Gatos ilustres de Doris Lessing (Barcelona: Lumen, 2016) y Manual para mujeres de la limpieza de Lucia Berlin (Buenos Aires: Alfaguara, 2016), sobre el que también hablé en La máquina de pensar.
Fue un año en el que escribí poco sobre literatura uruguaya, con las excepciones de las fulgurantes novelas Taxi de Sergio Altesor (Montevideo: Estuario, 2016), Pichis de Martín Lasalt (Montevideo: Fin de Siglo, 2016) y Mientras espero de Roberto Appratto (Montevideo: Criatura, 2016) y de los volúmenes de cuentos Urquiza de Carolina Bello (Montevideo: Fin de Siglo, 2016) y Negro, coordinado por Rodolfo Santullo (Montevideo: Estuario, 2016). Además participé como moderador en la edición montevideana del festival Filba Internacional, en un panel llamado Puntos de Vista. El espacio y el timepo en la obra narrativa con Altesor, Appratto y Teresa Porzecanski y en la Feria del Libro de Maldonado, en una mesa sobre narrativa con Bello, Lasalt y Ramiro Sanchiz.
Publiqué en la diaria una columna de opinión, La Palabra o las palabras y una crónica sobre un recital de John Cale, Londres, 2016. Hablé sobre crítica literaria en el programa de radio Dosmil30 y en El Germinador, esta vez junto a Rosario Peyrou.
En la revista Lento publiqué una columna sobre la serie de televisión Moisés y los diez mandamientos y un cuento, «El fuego de Salvo«. Sobre esa historia seguí pensando y escribí además «Paulina«, que subí al blog, y «Las dos salamandras«, a partir de una consigna propuesta por Vicente Lamónaca para su proyecto Trinidad.
Participé del evento Bazaar, organizado por Ronda de Mujeres, donde leí la serie «Destrucción del jardín» (parte de mis experimentos con bichos). Además, hice público el poema «El motivo» y el libro Bonnard 1942-1947 y tuve el honor de escribir el prólogo al segundo tomo de las Poesías Completas de Roberto Appratto y de presentar ese libro, del cual me grabé leyendo un poema, como hice también con «Los culos del Bosco» de Amanda Berenguer.
Entrevisté por mail a Silvio Mattoni y personalmente a Hans Ulrich Gumbrecht, a Roberto Echavarren y a Amir Hamed.
Traduje libremente tres veces el poema «Last Night I Drove A Car» de Gregory Corso, un texto de Paracelso de su edición inglesa (que además versifiqué), el poema «Edward Hopper’s Nighthawks, 1942» de Joyce Carol Oates, el prefacio a The Carol and other Rhymes de Edward Johnston, una serie de canciones de Bowie, Leonard Cohen y Tom Waits, el artículo de Patti Smith sobre su actuación en la ceremonia de entrega de los premios Nobel y, bajo el seudónimo Saúl Steiner, un fragmento de un ensayo sobre Samuel Johnson (de quien hice además una breve reseña biográfica).
A todo esto hay que agregarle una serie de textos atípicos en mi blog: un ensayo narrativo que escribí el año pasado, dos textos sobre pop («Quince confesiones pop» y «Roll over Roger Waters«), uno breve sobre David Lynch y lo lynchiano y una serie de Anti-Reseñas (una sobre narrativa, otra sobre discos y una tercera sobre libros de poesía).
El 30 de diciembre se publicó en la diaria una selección de las recomendaciones literarias del año. Mi lista incluye siete libros entre los reseñados y suma Las chicas de Emma Cline (Barcelona: Anagrama, 2016) y OuLiPo. Ejercicios de literatura potencial (Buenos Aires: Caja Negra, 2016)
En noviembre, poco antes de empezar una clase sobre la novela de Bret Easton Ellis American Psycho, como parte de un curso que dimos con Micaela Domínguez Prost en la Universidad ORT, me enteré de la muerte de Federico de los Santos. Sobre él escribí, la madrugada posterior a ese día, una serie de poemas («Lo que quedó«) y un par de semanas después el artículo «Alderaan no está tan lejos«.
Lo dicho: un año intenso.
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