Película Le Souvenir d’un avenir, de Chris Marker & Yannick Bellon (Francia, 2001)
A partir de los archivos de Denise Bellon, Chris Marker y Yannick Bellon hacen un viaje por el pasado, pautando el recorrido del grupo surrealista, al que perteneció la fotógrafa, y el del mundo: los cambios de la ciudad Paris, los años de la guerra, África y los Pirineos, las exposiciones de arte y los rostros de los artistas y de los soldados, que se desfiguran, se cubren, envejecen y se vuelven símbolos de su nobleza o de su vanidad. Marker, uno de los mejores documentalistas de la historia, se decide (como en su famoso mediometraje de ficción La Jetée) por la foto fija (salvo algunos movimientos muy sutiles de cámara y algunos efectos de edición) y la austera narración de un genial Pierre Arditi para presentar, en meros 40 minutos, la visión originalísima de Bellon y un tiempo personal.

Exposición Estructuras pos-primarias, de Rulfo (Centro de Exposiciones Subte, hasta el 18 de junio)
Interesante muestra colectiva en la que Raúl Álvarez reúne trabajos recientes de algunos de los artistas antologados en el libro Panorama del arte contemporáneo en Uruguay. Entre las obras, dispuestas en las dos salas del Centro, se encuentran una serie de esculturas de Águeda Dicancro que crean un ambiente personalísimo con mínimos elementos; una propuesta muy sugerente de Liliana Farber, que continúa explorando el mundo electrónico y sus posibilidades; una serie de Fernando López Lage que pudo verse el año pasado en el Museo Zorrilla, en la exposición Experimentación sistemática, y que experimenta con los impresos y el diseño gráfico; cuadros con aire planista de Santiago Tavella y una instalación de Diego Masi que logra realmente desorientar al espectador, en el sentido más literal de la palabra.
Un conjunto heterogéneo que sirve, ante todo, para hacerse una idea del estado actual del arte contemporáneo en nuestro país y que deja, como las buenas muestras, queriendo ver más.
Conferencia Premio Nobel de Literatura 2016, de Bob Dylan (5 de junio de 2017)
Primero no se sabía si iba a aceptar el premio, después dijo que no iba a ir a recibirlo en la ceremonia oficial, recientemente fue a buscar su medalla casi de incógnito, entrando por una puerta lateral y vestido de ropa deportiva. Esta semana, sin embargo, Dylan (que nunca dejó de ser Dylan, de comportarse como Dylan), cumplió con la parte protocolar y envió el texto que se les requiere a los ganadores, un discurso extraño y conmovedor.
Luego de dedicarle varios párrafos a Buddy Holly, luego de preguntarse también él si lo suyo es literatura, pasa en su texto (que en la versión de audio es todavía más raro, si cabe, con un fondo de jazz) a resumir, casi como en un informe escolar, tres clásicos: Moby Dick, Sin novedad en el frente y la Odisea. Sin embargo, en esos resúmenes apasionados se cuela como un polizón la literatura. Sus cambios de voz narrativa, las descripciones asombrosas, los detalles vívidos de sus lecturas, todo construye un mundo complejo y riquísimo y, entre citas de John Donne y menciones a Shakespeare y Leadbelly, hace ese mundo suyo.
Actualización (14/6/2017): Según un informe muy detallado de Andrea Pitzer, Dylan habría plagiado, al referirse a Moby Dick, el resumen de la página SparkNotes (y llegó incluso a citar fragmentos de la novela que Melville jamás escribió). Sin saber mucho qué pensar todavía, dejo mis elogios.
Estoy leyendo Changing My Mind, de Zadie Smith (Londres: Hamish Hamilton, 2009)
Dividido en cinco secciones («Leer», «Ser», «Ver», «Sentir» y «Recordar»), Changing My Mind es un libro de ensayos que logra unir cierta vertiente académica, erudita por momentos, con una conmovedora prosa personal que transforma en una experiencia vital profunda cada lectura, visionado o anécdota.
Digna heredera del linaje de ensayistas ingleses, Zadie Smith pasa por sus pasiones y sus penas con inteligencia y gracia, dejando algunos textos memorables, como su evocación de David Foster Wallace (a un año de su muerte) o sus reflexiones en torno a Bellissima, de Lucchino Visconti. De Kafka, Nabokov y George Eliot a Garbo y los Oscar, pasando por una Navidad en familia y una semana en Libia, Smith demuestra su versatilidad y su talento, en un volumen que es para leer de a poco, marcando páginas y frases, tomando referencias e ideas para futuras lecturas. O relecturas.
Estoy oyendo Filmzenék Tarr Béla filmjeihez, de Víg Mihály (1G Recordsnál, 2001)
Una colección de las bandas de sonido que Víg Mahály compuso para su compatriota Béla Tarr, con la hipnótica música de las películas Almanaque de otoño (1985), La condena (1988), Satantango (1994) y Las armonías de Werckmeister (2000).
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