2019 (sumario)

Este fue un año movido.

La primera publicación del año fue doble: terminé con la trilogía de Vernon Subutex, de Virginie Despentes, al reseñar su tercer tomo (Barcelona: Random House, 2018) y a la vez incluí el comentario de su libro de ensayo Teoría King Kong (Buenos Aires: Random House, 2018). Dentro de ese género reseñé, además, el libro De plantas y animales. Acercamientos literarios (Montevideo: Estuario, 2019) de la ganadora del Premio Cervantes Ida Vitale, y, siempre para la diaria, también Historia reciente de la verdad (Madrid: Turner, 2018), de Roberto Blatt, La faiblesse du vrai, de Myriam Revault d’Allonnes (Paris: Seuil, 2018), la biografía de María Moliner El exilio interior (Madrid: Turner, 2018), de Inmaculada de la Fuente, y Devoción (Barcelona: Lumen, 2018), de Patti Smith, que mezcla ensayo y narrativa.

Ya en narrativa reseñé Las cosas que quiero no se quieren entre sí (Montevideo: Pez en el Hielo, 2019), de Claudio Burguez, y Alguien controla los dados (Montevideo: Tajante, 2019), de Mateo Arizcorreta, para la diaria, y la novela Oktubre (Montevideo: Estuario, 2018), de Carolina Bello, para ArteZeta. 

Sobre poesía escribí poco: primero sobre poesía conceptual, con motivo de un taller de Riccardo Boglione en el Centro Cultural de España, luego sobre la publicación de las Gacetas gauchescas (Montevideo: Estuario, 2019), de Hilario Ascasubi, y de Materia prima (New York: Ugly Duckling Presse, 2019), una antología de la poesía de Amanda Berenguer bilingüe (español/inglés). En el área audiovisual escribí sobre el documental Wig, dirigido por Chris Moukarbel.

Hacia el fin del año, para las clásicas recomendaciones colaboré por primera vez con el blog de Couture, donde recomendé Mona (Buenos Aires: Random House, 2019), de Pola Oloixarac, y en la diaria comenté Poesía (Montevideo: Yaurugú, 2019), de Orfila Bardesio, Locas pasiones (Montevideo: Estuario, 2019), de Diego Recoba, y Los testamentos (Buenos Aires: Salamandra, 2019), de Margaret Atwood.

Sin embargo, quizás lo que caracterizó el año para mí fueron las crónicas y ensayos (como, por ejemplo, sobre la discusión de la lengua en torno al subtitulado de la película Roma o el rechazo a lo foráneo en la Italia contemporánea) que, en general, escribí aprovechando mi estancia en Francia. Así, seguí con mis Notas de bárbaro en la revista Lento y publiqué mi traducción del «Diario de una doble angustia«, de Jules Supervielle, escrito en su estadía en Uruguay durante la Segunda Guerra Mundial. Además, escribí para la diaria sobre la muerte de Agnès Varda, el incendio de Notre Dame, el barrio de La Défense y, en otro registro, sobre los 50 años de la muerte de Judy Garland y sobre Sharon Tate y la última película de Quentin Tarantino. Ya para el portal de la librería Escaramuza, escribí sobre los Rencontres Internationales Paris/Berlin 2019 y reseñé las novelas Limónov (Paris: P.O.L, 2011), de Emmanuel Carrère, Viviane Élisabeth Fauville (Paris: Minuit, 2012), de Julia Deck, Stark (Paris: Marcel, 2018), de Nina Leger (que traduje al francés), La place (Paris: Gallimard, 1983), de Annie Ernaux, el libro de ensayo autobiográfico Gaspard de la nuit (Paris: Stock, 2018), de Élisabeth de Fontenay, Quand dire, c’est vraiment faire (Paris: Fayard, 2018), de Barbara Cassin, los libros de sueños Rêver sous le IIIe Reich (Paris: Payot, 2018), de Charlotte Beradt y 82 rêves pendant la guerre 1939-1945 (Paris: Allary Editions, 2018), de Emil Szittya, y el inclasificable Œuvres (Paris: P.O.L, 2002), de Édouard Levé, en una reseña en la que me referí también a Les forçats (Paris: De L’Olivier, 2019), de Bruno Gibert. Para cerrar el año en ese sitio entrevisté al novelista y traductor francés Guillaume Contré, parte de una serie irregular de notas sobre traducción, tema que también traté en un artículo sobre una jornada de traducción literaria, prácticas editoriales y crítica en la prensa organizada por Leticia Hornos y Rosario Lázaro Igoa en el Centro Cultural de España. En otro sentido, antes había entrevistado para la diaria a Alexandra Kohan en torno a su libro Psicoanálisis: por una erótica contra natura (Buenos Aires: IndieLibros, 2019).

En el ámbito académico, a principios del año se publicó mi artículo «El gemido de Lautréamont: Ducasse en la obra de García Lorca» en el libro Ducasse, Maldoror, Lautréamont. Mayo del 68. Erotismo, Sexualidad (Montevideo: Linardi y Risso, 2019), editado por Alma Bolón, y en abril presenté la ponencia «Jules Supervielle: traducir la pampa» en un congreso de literatura en la ciudad de Olomouc, en República Checa.

Por otra parte, durante mi estadía en Uruguay presenté el libro Poemas y conferencias (Montevideo: La Flauta Mágica, 2019), de Federico García Lorca, que edité y prologué junto a Roberto Echavarren y la selección de poemas uruguayos Los restos del naufragio (Montevideo: Pez en el Hielo, 2019), que incluye mis comentarios y fotografías de Gastón Haro, en un evento que reunió a los poetas Roberto Echavarren, Melisa Machado, y Claudia Campos en el Museo Zorrilla. Además participé en Los testigos, una jornada de narrativa uruguaya emergente que coordiné y presenté en el Centro Cultural de España.

Junto a todo eso, seguí agregando poesía, traducciones y fotografías al blog Destrucción del jardín, empecé el proyecto Cosas que hablan junto a Isabel Retamoso y Carolina Silva Rodé y colaboré con el blog Xenopolíticas, donde escribí una lista llamada «El fin» y breves apuntes sobre los últimos discos de Billie Eilish y Lana del Rey.

Lo dicho, un año ido.

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