Hace unos meses me pidieron, de la revista Enclave, de la CUNY, un perfil de Roberto Appratto, que iba a publicar ahí un fragmento de El origen de todo, que trata su relación con su madre y con la literatura. Al tiempo apareció en el número 7 de la revista.
Al principio, Roberto Appratto (Montevideo, 1950) fue poeta. Aunque en 1971 empezó a dar clases de literatura (fue destituido por la dictadura en 1976 y solo se lo repuso en el cargo en 1986, tras el retorno de la democracia), se dedicó tempranamente también a la crítica y dio conferencias, escribió ensayos y reseñas y publicó una antología crítica de poesía uruguaya, su actividad principal fue por muchos años la creación poética. Así escribió sus primeros cuatro libros, hasta que, a principio de los años noventa, ocurrió el primer “cortocircuito”. Estaba escribiendo un poema cuando se dio cuenta de que no podía seguir así y decidió cambiar de género: era la primera vez que escribía narrativa.
Íntima, una breve y condensada pieza en prosa inspirada por su padre, se publicaría en 1993. Este libro abriría una senda de experimentación que seguiría en dos poemarios inclasificables, Cuerpos en pose (1994) y Arenas movedizas (1995), y en una serie de libros de corte autobiográfico que llega hasta hoy: Se hizo de noche (2007), 18 y Yaguarón (2008), Como si fuera poco (2014) y Mientras espero (2016). A esa lista se puede agregar, ahora, El origen de todo (inédita, en parte publicada por primera vez en Enclave), en la que Appratto parece dar una vuelta sobre su propia obra y enfrentarse, esta vez, a la figura de su madre, con una prosa a la vez intensa y reflexiva.
Como traductor, Appratto vertió al castellano cuentos de Edgar Allan Poe y las tres partes de Enrique VI, de William Shakespeare y recientemente, además, lo hizo con el libro Scrimmage of Appetite de Jon Davis (New Haven, 1952), cuyos poemas han aparecido, en sus versiones, en distintas revistas digitales. En 1998, por otra parte, empezó a dar clases de escritura creativa en la Universidad Católica de Montevideo y hoy continúa en la Universidad de la República, donde dicta un curso de guion cinematográfico, disciplina que de algún modo condensa dos de sus mayores intereses: la escritura y el cine. Sobre películas y libros escribió una obra personalísima, Impresiones en silencio (2012), y el manual La ficcionalidad en el discurso literario y en el fílmico (2014) y ha dado numerosos talleres, sobre visionado, lectura y creación. El ensayo es su otra área de interés, que en los últimos tiempos se ha nutrido gracias a la columna que mantiene en el sitio web de la librería Escaramuza, desde la que se enfrenta a varios problemas poéticos y a la obra de sus poetas preferidos.
Sobre las posibilidades de la ficción, la tarea del traductor y sus proyectos actuales hablamos en su casa, en el barrio montevideano de Pocitos, una mañana de marzo.
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