Reseña de Vernon Subutex 2 de Virginie Despentes (Barcelona: Random House, 2017), que salió en la diaria el 22 de junio de 2017.
Con Vernon Subutex 1, la escritora francesa Virginie Despentes logró el año pasado, a la vez, una cristalización en su estilo y el favor del gran público, la crítica y las instituciones literarias, cerrando un periplo consagratorio que había comenzado en 2010, cuando ganó el premio Renaudot por Apocalypse bébé, y que se puede seguir hasta su ingreso en la Academia Goncourt el año pasado.
Sin embargo, si bien ese libro, apertura de una trilogía sobre los pasos del antiguo propietario de una disquería tras la muerte de su amigo Alex Bleach y su posterior desalojo, prometía mucho, lo cierto es que apostaba demasiado a su costado polémico, que no parecía demasiado interesante, y dependía en gran medida de los protagonistas, que a veces no llegaban a ser lo suficientemente seductores. Así, la novela se podía leer casi como la presentación de un estado de situación: describía las peripecias de un grupo heterogéneo y sus opiniones sobre el mundo, y criticaba la frivolidad de la sociedad contemporánea casi con sus propias herramientas (incluidos Facebook y los grupos de Whatsapp). No obstante, todo esto, es decir la conformación del elenco, que obedecía demasiado evidentemente a un interés de retratar cierta parte de la sociedad y en gran medida parecía forzado, en el segundo volumen se lee como un hecho ya establecido, con los personajes ya introducidos y la trama andando, y eso hace que funcione realmente mejor. En Vernon Subutex 2 nos volvemos a encontrar con el protagonista, que le da nombre a la serie, viviendo (como lo habíamos dejado en el libro anterior) en la calle, pero ese reencuentro es puro disfrute.