Artículo que escribí para la diaria con motivo de la muerte de John Ashbery (28 de julio de 1927-3 de setiembre de 2017) y que se publicó el 8 de setiembre de 2017, acompañado por un texto de Roberto Echavarren, quien lo conoció en 1975.
John Ashbery Water Mill, Nueva York, en 1964, fotografiado por John Jonas Gruen.
Reseña de Archipiélago, de Roberto Echavarren (Montevideo: Random House, 2017), que salió en la diaria el 25 de agosto de 2017.
“Clotha virumque cano”, sostenía Thomas Carlyle que podría ser el lema del dandy (Sartor Resartus, 1836). En ese “Canto al hombre y a la ropa” (torsión macarrónica del primer verso de la Eneida) se puede encontrar una clave para leer la obra narrativa de Roberto Echavarren.
En la semana santa del año pasado comencé a contactarme por mail con Roberto Appratto, Roberto Echavarren, Amir Hamed y Circe Maia, los traductores uruguayos de Shakespeare, pensando en un artículo sobre el bardo, que fue publicado luego en el número 41 de la revista Lento, junto a una entrevista al argentino Marcelo Cohen.
El año pasado, como parte de un artículo sobre William Shakespeare y sus traductores uruguayos, que salió luego en el número 41 de la revista Lento, entrevisté al argentino Marcelo Cohen (Buenos Aires, 1951).
Cohen es narrador y ensayista, y su obra como escritor y editor es vasta y diversa. Ha publicado novelas como El oído absoluto e Impureza, conjuntos de cuentos como El fin de lo mismo y varios libros de ensayo, entre los que se destaca Música prosaica, sobre traducción. Tradujo obras de teatro, poesía, narrativa y ensayo del inglés, del italiano, del francés y del portugués y dirigió el proyecto de la editorial Norma “Shakespeare por escritores”, que publicó en los primeros años del siglo XXI todas las obras de teatro y poemas del bardo.
Los uruguayos Roberto Appratto, Roberto Echavarren, Amir Hamed y Circe Maia se encargaron de Enrique VI, Troilo y Crésida, Dos nobles de la misma sangre yMedida por medida, respectivamente.
Fue un año en que leí poca poesía nueva, pero pude releer tres libros que por distintas vías encontraron reediciones y que marcan puntos claves de tres de las voces más interesantes de la actualidad.
El 12 de octubre entrevisté en el café de la librería Escaramuza a Roberto Echavarren, días antes de la presentación en Montevideo de la editorial Juana Ramírez. Una versión más breve de entrevista salió el viernes 21 en la diaria.
“¿Qué sos?” le pregunto, como en El retrato de Dorian Grey y esperando una respuesta similar. Roberto Echavarren duda y rememora sus comienzos con la escritura, cuando iba al liceo. “Empecé escribiendo poesía”, dice y pronto se corrige: “De hecho, escribí una obra de teatro cuando tenía 14 años, que se llamaba El amor casto y profano”, y al instante vuelve a desdecirse: “En realidad había hecho capítulos de una novela cuando estaba en sexto de escuela”.