Reseña a Irène de Pierre Lemaitre (Buenos Aires: Alfaguara, 2015), publicada en la diaria el 29 de setiembre de 2015.
Pierre Lemaitre ocupa un lugar prominente en la novela negra actual. Ha demostrado ser un narrador virtuoso, un verdadero conocedor de la tradición realista decimonónica francesa (encarnada por el triunvirato Balzac-Stendhal-Flaubert), padre de ficciones conmovedoras (pienso, principalmente, en Nos vemos allá arriba, su novela más clásica en este sentido), pero también magnífico creador de climas narrativos, un auténtico maestro del suspenso. Pienso, ahora, en Vestido de novia y en la saga Verhoeven, cuyo primer título ha sido publicado por fin en español. Irène, originalmente editada en 2006, viene a llenar un vacío. En 2013 Grijalbo editó Alex, segunda novela de la serie protagonizada por el comandante de la Brigada Criminal de París Camille Verhoeven, privándonos del placer de conocer los comienzos de este peculiar héroe de 1,45 metros: su historia íntima y los hechos que definieron su carácter y marcaron su vida. En este caso, Camille se encuentra con un crimen espeluznante a resolver, que fascinará a los amantes del género. Porque Irène es, sobre todo, un maravilloso homenaje al género del que se sirve y al que intenta renovar. Y es, en sentidos más generales, un homenaje a la creación artística, a la literatura.